sábado


En pleno siglo XXI ella parecía sacada de una película de los 70. 
Llevaba los labios con carmín amarronado y en la cabeza una gorra naranja de pana. 
En las piernas pantalones campana y en las orejas dos aros dorados. Con el corazón siempre a la intemperie, tarareaba ritmos que evocaban vidas pasadas. 
Las pecas caprichosamente dispuestas en la mandibula, el rimmel en las pestañas, los auriculares en las orejas. Los ojos brillantes, las uñas cortas y los tacones ruidosos. 
Dios mío, si la hubieseis visto. 
Mirad, si la hubieseis visto sabríais por qué me aguanto el aliento cuando veo un pintalabios marrón, y por qué siento vértigo al escuchar unos pasos rapidos y firmes de tacón. 
Joder, ella era una improvisación de jazz en directo en plena tormenta de Nueva Orleans.

viernes

Con el corazón expuesto

Cuando era muy pequeña me gustaba saltar de sofá en sofá, hasta que me caí sobre una mesa de piedra y me hice una brecha en la cabeza (la cicatriz al lado de mi ojo derecho lo demuestra).
Un poco más mayor, pero aún con miedo a la oscuridad, corría por los pasillos en patinete, hasta que me estampé contra una pared y me torcí el tobillo.
Ya de adolescente iba con prisa a todos lados, tratando de no llegar más tarde de lo habitual, hasta que un día tropecé en la calzada y las heridas cubrieron las palmas de mis manos. 
Toda mi vida, como un pequeño tornado, brincaba y trotaba hasta que la sangre se derramaba de mis venas. Y aún hoy, ya adulta, sigo corriendo desbocada con el corazón en la mano. Pero, ¿acaso hay alguna ltra forma de sentir si no es llevando el corazón al descubierto?
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Me he cambiado la cuenta, pero sigo siendo la misma autora de siempre. Ciclotímica y Charlotte somos la misma persona. No sé si habrá alguien que todavía lea este blog, pero en caso de que así sea, gracias por tu apoyo. Trataré de escribir (esta vez sí que sí)
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Podéis conocerme más en: CarlotaCMG (twitter) y carlotacmg (instagram)
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Nos leemos